FUERTE CAÍDA EN LA ACTIVIDAD DE ‘MERCADOS CHINOS’ EN EL PAÍS, AL PUNTO DE CERRAR MILES DE ELLOS
Sin dudas, en los últimos años encabezaron la expansión del supermercadismo en el país, llegando a sumar 13.000 bocas de venta en toda la Argentina.
Pero a la par de la incertidumbre económica en general y el temor sanitario en particular, la pandemia viene haciendo añicos rubros y actividades que sobresalieron fuerte, tanto por su proliferación como por su -al menos hasta la irrupción del Covid-19- efectiva estrategia comercial y financiera.
El segmento de los supermercados chinos es un caso contundente de afectación: a las pocas semanas de iniciada la pandemia, cerca de 2.600 bocas de ventas interrumpieron sus actividades hasta tanto adaptarse a las nuevas condiciones de comercia-lización en el contexto de aislamiento social.
Pero de ese número, apenas la mitad volvió a reabrir aunque apenas puede mantenerse en pie.
Desde el ámbito de los comerciantes orientales, voceros consultados coincidieron en que «el sector vive una auténtica debacle que redundará en nuevos cierres masivos con el correr de los meses».
También recuerdan que «la etapa del supermercadismo chino expandiéndose por toda la Argentina hasta sumar 13.000 puntos de comercialización es un momento que ya no volverá, lo que ya ocurre es una tendencia generalizada a devolver locales, el consumo propio de las mercaderías todavía disponibles en la góndola, y la búsqueda de nuevo trabajo para los dueños de los empren-dimientos».
«Se están perdiendo infinidad de puestos de trabajo. Pensemos en que cada supermercado es el sostén de 3 o 4 familias de China. Pero también generan mucho empleo indirecto. Hoy quienes cierran tienen que salir a buscar otra opción para generar ingresos, la mayoría intenta pasar a ser empleado de otra boca de venta que funcione a nivel económico. Son dueños que se reinventan como justamente empleados, siempre que consiguen, para tratar de ganarle a la desocupación», dijo una vocera de CEDEAPSA, la organización que integra a los comerciantes asiáticos.
«El sector ya venía muy mal previo a la pandemia, con ventas en baja. Pero la cuarentena terminó agigantando los problemas y la comercialización en la mayoría de los supermercados cayó a menos de la mitad. Del otro lado, las boletas de los impuestos nunca dejaron de venir, tampoco es que hubo contemplaciones con el pago de los alquileres. Así se fue llegando a la situación de comercios con deudas mensuales superiores a los 500.000 pesos. Lo que siguió fue el inicio de los cierres sucesivos», añadieron las fuentes. «Para colmo muchos empresarios del rubro también habían invertido, con vistas a diversificarse, en locales de comida al peso y regalerías. Todo eso continúa cerrado y generándoles gastos adicionales a quienes aún no devolvieron los inmuebles», se aseguró.
También se apuntó al rol del auxilio a esos comercios: «Los bancos como un actor que, lejos de atender los pedidos de los comerciantes orientales, directamente niega ayuda crediticia y hasta dificulta la operatoria financiera de los emprendimientos todavía abiertos».