‘PASEO LACQUANITI’, LA PEOR AFRENTA A LA FAMILIA DEL EXTINTO CONCEJAL
Roberto Lacquaniti puede considerarse como uno de los ‘próceres contemporáneos‘ de Berazategui, a la par de Noemí Giménez, Rubén Marqués y otros. Fue empleado de carrera de la Municipalidad de Berazategui en sus inicios de autonomía, ligado al Juzgado de Paz de los ’60; presidente histórico del Club Social, presidente de la cooperadora del Centro ‘Javier A. Sábatto‘, Bomberos de Berazategui y concejal mussista del distrito.
Siempre estuvo a disposición del doctor Juan José Mussi y fundamentalmente, de la comunidad de Berazategui. Falleció el 18 de marzo de 2005.
Por aquella época, Ariel López, de ideología socialista, era el secretario de Cultura del partido, y -como muchos le decían jocosamente- se creía el «Intendente del Centro de Berazategui» ya que –por orden del municipio– todo lo que pasaba por el perímetro de 7 a 17, y Mitre a vías, debía llevar su ‘veña‘, algo que lo encaramó en un extraño poder que le dura hasta hoy, dicen los entendidos, ya que si bien el que figura como secretario de Cultura es su hijo Federico (…) Ariel sigue estando casi a diario en dicha área y nadie duda que es quien «maneja los hilos» culturales en el distrito.
Pocos meses después de partir al descanso Lacquaniti, por directivas de Mussi, López debió encargarse de entronizar una placa recodatoria del ilustre y querido vecino en 147 y 15, ya que el Concejo Deliberante designó dicha arteria como ‘Paseo Lacquaniti‘.
El día del descubrimiento de la placa, estaba la familia de don Roberto (como con respeto, lo conocían todos) y estaba el propio Mussi. Cuando Ariel pidió que se descubra la placa, los presentes se encontraron con la amarga imagen de un pedazo de madera casi ilegible, que provocó la reacción entre lágrimas y reproches, de la familia del ‘recordado‘, lo que demudó la cara del Dr. Mussi.
El pretendido homenaje fue casi una burla de parte de Ariel López, hacia quien -en vida- no dejaba manejarse por el secretario municipal, y ‘desacataba‘ la supuesta autoridad que el ex Jefe de Gabinete macrista de Quilmes, pretendía desplegar en el Centro.
Han pasado mas de 10 años del fallecimiento de Lacquaniti, y lo que se ve en la foto, es la huella que dejó Ariel López. Un pedazo de madera blanca debajo de una ventana, que no dice nada. Mas allá del enojo de Mussi y la tristeza de la familia por la burla de López, persistió lo último hasta el día de hoy...
Eso si. Para los comerciantes -que respetan la memoria del fallecido– la 147 sigue siendo el «Paseo Roberto Lacquaniti» como él merecía.