EL TRABAJADOR, A LOS 58 AÑOS, ES VIEJO. LOS DEL PODER, MUEREN DE VIEJOS EN SUS SILLONES…
Un mensaje de una vecina compartido esta semana, me hablaba sobre el difícil momento que atravesaba la familia de su hermano.
Pese a que el DNU 297/20 lo prohibía, su hermano fue despedido de su trabajo, y como es ‘costumbre’ en nuestro país, nadie -in-cluyendo el ministerio de Trabajo- escuchó su reclamo. Quedó sin trabajo.
Cansado de rebotar en su búsqueda de tra-bajo, hoy sobrevive vendiendo lo que pueda junto a su esposa.
Desamparado total en la Argentina ‘jus-ticialista’, en la Argentina que le cantaba a Perón «sos el primer trabajador» pero que hoy premia al que no trabaja, lo tapa de subsidios, mete preso o sanciona al que trabaja, y libera a los que están presos por hacer mal las cosas.
El vecino en cuestión, fue rebotado en todos lados por tener 58 años.
Es ‘grande’ para que lo tomen, ya ‘pasó la edad’ buscada por los patrones o por el propio Estado…
Estamos ante una grave incongruencia de un gobierno que invoca a Perón pero le cierra todas las puertas al que quiere tra-bajar, y mantiene a los vagos.
En la Argentina donde Menem murió siendo senador a los 90 años, el juez de la Suprema Corte Carlos Fayt murió en su cargo a los 97 años.
Tenemos jueces, senadores, diputados, intendentes, concejales, ministros, secretarios de Estado de mas de 70 años y hasta de 90 y pico…
Para la elite del poder, la edad no existe.
Ellos gritan a la gente que no importa su edad para tal o cual función, pero echan de los municipios a los que cumplen 55 o 60, y los mandan a sus casas con categorías bajas, jubilaciones de 30 mil pesos, que los confi-nan a la pobreza previa a sus muertes, mientras que los vagos, los que no producen nada para el país -que ya estamos en la tercer generación de ellos…- cobran subsidios hasta por respirar, ingresando a sus domicilios un promedio de 50 mil pesos mensuales como mínimo…
Hay leyes eyectadas desde el Congreso o las legislaturas, que avalan las reelecciones eternas y sin tope de edad para ocupar escaños, bancas o sillones del poder ‘para siempre’.
Pero nunca una ley que ordene dar trabajo a personas mayores de 50.
El Poder se protege a sí mismo, pero -pese a autodenominarse ‘peronistas’- ejecutan al laburante y premian al vago.
La Argentina del Poder, la Corrupción y la Impunidad, modelo de Gobierno contra el cual Juan D. Perón luchaba en los años ’40, hoy es responsabilidad de los que dicen ser ‘justicialistas’, pero que con su accionar, siguen siendo dignos discípulos de Spruille Braden…
Jorge Tronqui
Director – Editor