EX COMISARIO DE LA BONAERENSE, COMPITE EN FORMA DESLEAL CON AGENCIAS DE SEGURIDAD
Ya veníamos adviritendo sobre el «aprovechamiento de influencias» que estaría aplicando el ex funcionario municipal Raúl T. Torres, quien fuera secretario de Seguridad de la Comuna de Berazategui.
Raúl Tomás Torres, conocido comisario retirado de La Bonaerense, fue secretario de Seguridad durante casi dos décadas en el municipio, e instaló a su hijo Fernando, ex oficial de la misma policía, en el esquema municipal del entonces intendente Patricio Mussi.
Armó una especie de «Jefatura Distrital» pretendiendo manejar, durante su gestión, el accionar policial, valiéndose de su larga amistad con el histórico Dr. Mussi, de quien fue vecino druante décadas.
No asumiendo que su labor era meramente de funcionario municipal, Raúl Torres manipuló a su propio criterio las designaciones de los comisarios del distrito, a quienes -incluso- los maltrataba pretendiendo erigirse en ‘Jefe de Policía’ cuando estaba retirado desde los años ‘90 de la función policial de la tristemente célebre «La Bonaerense».
Los pretendidos manejos de Torres hacia la Policía de Berazategui, le costaron al distrito las salidas de grandes jefes policiales de la talla de Roque Luján, Sergio Paz, Juan Car-dozo y otros que al no poder enfrentar el ‘apriete político’ de Torres, se fueron hacia otros distritos desde donde realizaron excelentes gestiones.
Raúl T. Torres también manejó como una institución policial, Control Urbano de Be-razategui, maltratando siempre a los trabajadores municipales, echándolos sin motivos, rotando sus horarios a modo de ‘castigo’ y otras incursiones que revelaban su fracaso en la institución policial (solo llegó a secretario de la Policía Bonaerense) e hizo uso del ‘poder’ que le otorgaba su relación directa con el intendente del distrito, para manejar de la peor forma, un área donde -él parece no haberlo entendido nunca- trabajan municipales, no policías.
Inclusive, e su accionar se inscribe que designó a su sobrino, Mauricio Dadín, como jefe de la Policía Local de Berazategui.
Dadín era solo subcomisario cuando fue designado en un cargo correspondiente a un comisario Inspector, pero su influencia acomodó al familiar allí.
Tiempo después y bajo la jefatura del sobrino de Torres, la Policía Federal investigó un secuestro extorsivo de un supuesto traficante, que terminó con oficiales al mando de su sobrino quedaron detenidos, y cuando los Federales iban a detener a Dadín, este se suicidó en la dependencia policial.
La mayoría de los trabajadores municipales y la misma Policía de Berazategui no pudo ocultar el enorme alivio que sintieron cuando despidieron a Torres del municipio.
MUCHAS PROPIEDADES
Con solo el sueldo de funcionario municipal y de comisario retirado, Raúl Tomás Torres y su hijo Fernando (ex secretario de Economía municipal) construyeron verdaderos imperios económicos.
Torres poseía su ‘tradicional’ vivienda en Plátanos, y oficinas en 148 entre 10 y 11 del Centro de Berazategui.
Tras acceder al enorme poder que recibieron con Mussi, y el funcionamiento que le dieron a la entonces fábrica ‘La Miranda’ de 138 entre 14 y 15, Torres se instaló con una empresa de «rastreadores de vehículos» allí. También la familia tenía un par de locales comerciales en 158 y 53 de Hudson.
Tras el beneficioso período de gestión municipal, Torres y su familia adquirieron varios locales en Hudson, y su hijo cuenta en su haber no menos de 10 propiedades adquiridas durante su gestión de funcionario de Gabinete, que incluye una gigantesca esquina en Camino Gral. Belgrano y Sevilla, donde funciona una distribuidora de bebidas y hasta -se habla- un edificio de 4 pisos en pleno Centro de Berazategui.
Ambos ahora ex funcionarios tuvieron un increíble crecimiento en sus patrimonios de propiedades que serían muy difíciles de defender solo con sueldos municipales, policiales o de empresas de seguros.
COMPETENCIA
DESLEAL
Abocado a una actividad privada con una agencia de Seguridad con base en su histórico local de 148 entre 10 y 11 de Berazategui, Torres no aceptó lo ocurrido en el municipio, y comenzó una cuestionable actividad. Haciendo uso de su ‘amistad’ con el intendente local, y sus años de ‘servicio’ en la municipalidad, el ex comisario de La Bonaerense empezó a «imponer» su historial y relaciones, para desplazar a otras agencias de Seguridad que hace añares cumplen con sus obligaciones sin reclamos.
Los primeros ‘golpes’ que con «aplicación de influencias» aplicó, fue principalmente en los parques industriales del distrito, donde desplazó a algunas agencias, e intentó hacerlo con otra que resistieron su voraz ataque.
Luego llegó el turno de los ‘barrios privados’ donde los aprietes fueron tan fuertes que -aseguran- hubieron fuertes choques con otras empresas.
Dicen que en algunos ‘countrys’ fue fundamental la incursión de su hijo Fernando Torres (quien viviría en uno de esos barrios) ya que el mismo está asociado a un ex jefe de la SIDE (de apellido Larcher) lo que, «sumando ambiciones» le daría en forma desleal, ciertas ventajas a «Torres & Asociados» para intentar desplazar a las agencias que hace años en algunos casos, vienen trabajando en forma excelente.