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CRISTINA NO QUIERE HACERSE CARGO DE LA DERROTA, Y LE APUNTA A LOS DEMÁS…

Tras la fuerte derrota sufrida por ‘Fuerza Patria’ el domingo 26 de octubre, Cristina Kirchner busca un culpable, y como se esperaba, para ella Kicillof «está en la mira»
La derrota del peronismo en la provincia de Buenos Aires era un resultado que muchos anticipaban, pero que pocos en el entorno de Cristina Fernández de Kirchner, estaban dispuestos a asumir.
Hoy, la ex presidenta ya habría elegido a su chivo expiatorio: Axel Kicillof.
En las últimas horas, voces cercanas al kirchnerismo duro dejaron trascender que «la estrategia provincial no estuvo a la altura del desafío nacional». En otras palabras, que el gobernador -quien intentó despegarse de la conducción directa de Cristina- terminó siendo, para ella, el responsable político del fracaso electoral más importante del peronismo en décadas.
Cristina Kirchner nunca perdona la independencia.
Desde hace tiempo, la relación con Kicillof estaba marcada por una tensión latente: él pretendió construir una identidad propia, sin someterse del todo a ‘La Cámpora’, y ella nunca lo consideró un «soldado fiel».
Esa distancia política ahora se convierte en el argumento perfecto para señalarlo como «el gran responsable del derrumbe electoral bonaerense».
La ex presidenta necesita preservar su figura dentro del universo K, y para eso debe trasladar la culpa hacia afuera. Kicillof, que hasta hace pocos meses se perfilaba como el «nuevo referente del peronismo», hoy es acusado de «haber desdibujado la identidad kirchnerista» y de «haber confiado en una gestión más técnica que militante».
Detrás de esta operación política, se esconde algo más profundo: Cristina busca retomar el control del peronismo bonaerense.
Pretende «disciplinar a los intendentes que jugaron con autonomía, debilitar a los sectores que orbitan alrededor del gobernador y reconstruir su poder territorial a partir del caos».
Mientras tanto, Axel Kicillof queda acorralado. Ya no tiene margen para mostrarse como líder provincial ni como heredero nacional.
El resultado del domingo 26/O no solo golpea al gobierno bonaerense: marca el principio del fin de una convivencia forzada entre Cristina y quien alguna vez fue su «preferido académico».
En política, las derrotas siempre tienen un costo. Y en el universo kirchnerista, en el fondo, todos dentro del peronismo saben que la derrota tiene nombre y apellido: Cristina Fernández de Kirchner.
La misma que eligió los candidatos, manejó las listas y definió la estrategia.
La misma que ahora se desentiende de todo y reparte culpas para no asumir que el ciclo kirch-nerista, sencillamente, llegó a su fin.

Verdad e Investigación

Semanario del Nuevo Milenio creado el 23 de diciembre de 1985 por Jorge Tronqui

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