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MASSA JUEGA SU PROPIO JUEGO A ESPALDAS DEL F.M.I.

Si bien en su viaje a los EE.UU. para firmar acuerdos con el FMI, la prestamista internacional le impuso varias cláusulas al ministro – candidato, antes de liberarle al país 7.500 millones de dólares para pagar vencimientos y refinanciar nuestras incesantes deudas, y Massa aceptó -supuestamente- esas condiciones.
Pero tres días después, Massa se descolgaba tan pimpante por Instagram, anunciando un «nuevo plan platita» que comenzaba con dos bonos de 30 mil pesos cada uno, y otros regalos de efectivo antes de las elecciones de octubre…
Inclusive, el ‘superministro’ dejó en claro que el gobierno no prevé aumentos en las tarifas de gas y electricidad en los próximos dos meses, pese a las condiciones acordadas con el FMI.
«No hay resolución y la temática sigue bajo estudio», dijo la subsecretaria de Pla-neamiento Energético, Cecilia Garibotti, confirmando el «congelamiento» jugado por Massa antes de las elecciones de octubre.
Cabe acotar que otro indicio es que para que el aumento se haga efectivo, se requiere la publicación en el Boletín Oficial del nuevo cuadro tarifario firmado por la secretaria de Energía, Flavia Royón.
Recién a partir de ese momento, las empresas arrancarían el proceso de adecuación de las facturas.

La demora en publicar ese cuadro, a ya una semana de empezado el mes de septiembre, obligaría a postergar el aumento.
«Es por eso que de haber un aumento tari-fario, recién podría aplicarse en noviembre» dijeron desde una de las empresas.
Garibotti remarcó también que «de todas formas se avanza por la senda de la reducción de subsidios. Nosotros estamos focalizados en reducir el déficit energéticos considerando la necesidad de la población», dijo.
Es cierto que el FMI debe estar reclamando que se explique por qué el congelamiento tarifario de hecho no fue anunciado oficialmente por el ministro de Economía, Sergio Massa.
No obstante, al aumento -proyectado como consecuencia de un mayor recorte de subsidios estimado del 15% en la factura acordado con el Fondo- se suma ahora la actualización tarifaria tras la devaluación del 22%.
El argumento de las empresas es que, tras la devaluación, las tarifas quedaron aún más atrasadas respecto al dólar.
Si se concreta ese ajuste sería echar más nafta a un contexto inflacionario que empieza a bordear escenarios de descontrol.
En el último año, el gobierno ya aplicó un aumento promedio de 473% a los usuarios que dejaron de percibir subsidios por parte del Estado Nacional, mientras que el incremento para los hogares de ingresos medios el aumento fue de 189% y para los de ingresos bajos el ajuste llegó a 102%, según cifras de la consultora Economía & Energía.
Además del impacto sobre el bolsillo de los asalariados, un tarifazo energético de más de dos dígitos, produce un efecto dominó sobre el resto de los precios de la economía.
«Los aumentos presionan sobre la estructura de costos de la industria, que lo traslada en precios al resto de la cadena de valor; el eslabón del transporte y distribución reproduce ese comportamiento y así sucesivamente hasta que llega la góndola con precios exponencialmente más altos» cerraron los observadores.

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